¿Pediríamos a una oficina algo diferente a otra arquitectura?.
¿Una oficina no es un espacio más para vivir? ¿Cuantas horas dedicamos a trabajar? Buscamos esos lugares que nos hacen sentir bien, desarrollar nuestro trabajo de una manera grata y hacer partícipe a los demás de esa situación.
Un antiguo local desocupado de más de 30 años, cosido de instalaciones, conducciones y pilares, se adecua para espacio de trabajo en torno al núcleo de escalera del edificio.
El acceso se realiza por una caja de acero que flota sobre la pendiente de la acera, desde la que parten los tramos de escalera en forma de lámina plegada hacia el nivel inferior de exposición y a la s planta primera donde se sitúa el espacio central.
Una sala de juntas acristalada sobre el vacío del s vestíbulo conduce a través de un muro de madera hacia el espacio principal de trabajo, desde el que se articula el resto del conjunto. De dicho muro se e desgaja una puerta de madera del mismo espesor que da paso a la sala. Un texto impreso sobre un vinilo tamiza la luz e independiza los ámbitos. Se abren unos lucernarios para incorporar luz del patio del edificio, desde aquí se sube a la biblioteca y a un despacho.
Las formas no pretenden ser protagonista, cediendoselo a la luz y a los materiales.